miércoles, 13 de febrero de 2008

LA FALACIA DEL VOTO UTIL

Desde hace décadas, cuando se acercan las elecciones, sobre todo las nacionales, algún que otro partido mayoritario desempolva puntualmente la teoría del voto útil con la idea de aumentar sus votos hacia la izquierda y comerle todo el terreno posible a Izquierda Unida captando el voto de los indecisos de izquierda, de los pragmáticos, de los confiados, de los que no quieren que gobierne la derecha bajo ningún concepto, y aplican esta receta con mucha demagogia y pocos escrúpulos. Nos referimos a esa teoría que pregona que, para superar a la derecha, es mejor aglutinar el voto de izquierda en un solo partido (el suyo), porque dispersarlo (que queda mejor que compartirlo) beneficia únicamente a la derecha.

Sin embargo, cada vez hace más agua esta doctrina, porque, como la falacia que es, y como ocurre con todas ellas, el tiempo acaba por descubrirlas, haciendo cierta la frase (quizá de Bertold Bretch) que postula que se podrá engañar a unos pocos durante mucho tiempo, o a mucha gente poco tiempo, pero que no se puede engañar a todos todo el tiempo. Así que, aunque haga cada vez menos mella en la gente, o mejor dicho, haga mella cada vez en menos gente, vale la pena tirar del trapo del ilusionista para dejar al descubierto un discurso que es, aparte de falso, hipócrita.

Falso por varias razones. Una de ellas es que las hipotéticas bondades del voto útil como acumulación en la izquierda son nimias frente a los evidentes peligros del bipartidismo hacia el que nos estamos encaminando. Otra, y más grave, es esa terminología de “partidos de izquierda” o “partidos progresistas” que tan alegremente emplean nuestros vecinos por la derecha y en la que con igual alegría se incluyen cuando es cada vez más evidente que sus planteamientos apuntan desde hace tiempo en la dirección contraria. Pero para convertir en verdad una cosa no basta con repetirla hasta la saciedad: hay que llenarla de contenido. Y es que no se puede pretender abarcar un espectro político tan amplio sin que se resquebraje el mortero que lo cohesiona; no se puede pretender captar el voto de centro y, si me apuran, de centro derecha sin que surjan grietas y contradicciones evidentes.

Y es hipócrita, porque la filosofía del voto útil hace uso y saca partido a una ley electoral tan injusta y desigualitaria como la que tenemos, que permite que un partido que obtiene el doble de votos que otro tenga la mitad de diputados (representantes), y que el partido socialista, al igual que el partido popular, no han querido cambiar en sus respectivos periodos de gobierno, siendo como es un tema que afecta a los propios pilares de la democracia: no se puede levantar un edificio sin antes apuntalar sus cimientos.

Izquierda Unida, en cambio, representa a la izquierda real, se nutre de planteamientos de izquierda y no está interesada en captar un espectro político ni electoral que vaya desde un extremo hasta el otro: sabemos lo que somos y dónde estamos y es el mensaje que queremos transmitir: si hay una fuerza de izquierdas en nuestro país, si hay una izquierda necesaria que haga de contrapeso al bipartidismo galopante, esa fuerza es Izquierda Unida. Y un voto entregado a Izquierda Unida es un voto útil. Es, estoy convencido de ello, el voto más útil que podemos emitir actualmente.


Julio Alejandre

Candidato nº 1 al Congreso de los Diputados por Badajoz en representación de IU de Extremadura

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